Cada vez es más difícil contar con contraseñas lo suficientemente seguras como para no convertirse en el trofeo de algún pirata informático ávido de nuestros 
datos personales y, sobre todo, los bancarios. Por este motivo el mundo de la tecnología persigue una solución que nos permita,
entre otras cosas, pagar un café con nuestro celular de forma segura y con una contraseña difícil de plagiar: nuestro propio cuerpo.
Al menos eso es lo que propuso recientemente la firma estadounidense propiedad de Google, Motorola, que entre otras cosas plantea el uso de un tatuaje identificador y una píldora que utiliza el organismo de quien la toma para transmitir una palabra clave.
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