En la era del IoT, el sector de la medicina no se queda atrás. Dentro de esa ingente cantidad de dispositivos conectados a Internet, muchos serán también dispositivos facultativos para el control rutinario y para monitorizar el ejercicio de los pacientes. Es decir, gadgets repletos de datos confidenciales, ya sea información relativa a la identidad del paciente, información médica o información financiera para la facturación.
Además de la importancia de los datos, un ataque a un dispositivo médico, como una bomba de insulina o un marcapasos con posibilidad de conexión a otros dispositivos, podría permitir que los delincuentes hicieran una serie de cambios a las medidas prescritas, lo que podría causar problemas médicos graves (o incluso mortales, según las investigaciones realizadas durante los últimos años al respecto).
Una persona está paseando por el aeropuerto. Está aburrida y ansiosa por el inminente viaje. Decide compartir en Instagram una foto de su pasaporte y, asomando, el ticket del vuelo. No se da cuenta de que revela el código de barras, y si se percata no le importa. ¿Qué podría pasar? ¿Quién se haría acaso esta pregunta?
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