Y es que aquí no parece que vaya a correr la sangre, pero sí los ataques. La respuesta al cierre por parte del FBI de los servidores de Megaupload ha sido contundente. Bajo la etiqueta de Anonymous, ciberactivistas han lanzado todo tipo de acciones contra páginas web y servidores de la Administración estadounidense y de otros gobiernos internacionales.

Pero el caso más llamativo ha sido el que ha afectado de manera personal al director del FBI. El responsable del organismo de seguridad interior de Estados Unidos, Robert Mueller, ha visto cómo sus datos personales, los de sus hijos y otros familiares habrían sido difundidos de forma masiva en Internet.

Mueller, cuyos datos se habrían visto comprometidos, es la cabeza visible de la operación contra Megaupload y, por el momento, el principal damnificado por ella. La seguridad del FBI en Internet habría quedado muy comprometida en ese caso.

Mientras tanto, el caso Megaupload sigue su curso con la opinión pública dividida a nivel internacional entre los partidarios del cierre y los de su continuidad. Pero sobre todo ante la indignación de los afectados que, sin participar en descargas de archivos pirateados, han visto cómo información personal se volatilizaba sin previo aviso.

El alma mater de Megaupload, el alemán Kim Schmitz, así como tres directivos más, continuaba bajo arresto mientras que se conocía que el abogado Robert Bennett, defensor de Bill Clinton en el Caso Lewinsky, se hará cargo de su defensa.

La Policía neozelandesa difundió a los medios que Schmitz albergaba en su mansión coches de lujo y obras de arte por valor de cuatro millones y medio de euros.